Sin duda es la diferencia entre los grandes imperios y sus vasallos, los desafíos políticos se analizan pormenorizadamente, y en cada etapa de su evolución, tanto si se trata de una grave crisis como de unas elecciones importantes, contenemos el aliento porque presentimos que las consecuencias tendrán efectos en nuestro propio futuro. La Presidencia de Roosevelt, que debió hacer frente a dos graves crisis mundiales –la de 1929 y la Segunda Guerra Mundial–, o la de Kennedy, que coincidió con la intensificación de la Guerra Fría y la crisis de los misiles de Cuba, pertenecen a estas presidencias de influencia internacional.
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