De nuestro enviado especial en Bruselas (Bélgica).- Habitualmente no se les ve. Hace meses que trabajan detrás de los muros, a salvo de las miradas, en la construcción de una nueva sede para el Consejo Europeo cuya inauguración estaba prevista para dentro de unos meses. En la mañana de este 22 de marzo estas decenas de obreros, con sus trajes amarillos o naranja flúor, se agolpaban tras las ventanas de las diferentes plantas del edificio todavía en obras. Desde abajo, desde la rue de la Loi, se adivinaban sus rostros aturdidos, como los de todo el mundo este martes 22 de marzo en Bruselas.
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