En el juicio de extradición de Julian Assange, iniciado esta semana en Londres, el periodismo es el acusado. El fundador de WikiLeaks no es un espía, sino un activista que defiende un derecho fundamental: el derecho a saber todo lo que es de interés público. Por eso apoyamos su causa.
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ElEl destino de Julian Assange nos concierne a todos, periodistas y ciudadanos, profesionales de la información y al público al que se dirige. El fundador de Wikileaks se enfrenta a 18 cargos, incluida la acusación de espionaje contra Estados Unidos, por un simple motivo: haber publicado revelaciones decisivas sobre las guerras estadounidenses y las múltiples violaciones de derechos humanos cometidas durante las mismas. La solicitud de extradición de las autoridades estadounidenses es la culminación de ocho años de persecución constante. Actualmente detenido desde hace casi un año en Reino Unido, Julian Assage permanece privado de su libertad desde 2012, habiendo pasado siete años encerrado en la Embajada de Ecuador en Londres, donde su vida privada y sus encuentros con sus abogados fueron espiados por contratistas de la CIA (leer aquí la investigación de Jérôme Hourdeaux).