En mayo, Benny Briolly, miembro electo del ayuntamiento de Niterói (estado de Río de Janeiro), se vio obligada a abandonar Brasil para proteger su vida. La activista de izquierdas, negra y trans convirtió su exilio en una herramienta política y mediática.
En mayo, Benny Briolly, concejala de izquierdas del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), huyó de Brasil tras recibir numerosas amenazas de muerte. Su huida, que tuvo mucha repercusión mediática, obligó al Gobierno brasileño a incluirla en un programa de protección estatal, una medida que ella llevaba tiempo reclamando y que le permitió regresar al país el 28 de mayo, aproximadamente un mes después de exiliarse. Este episodio, lejos de ser un caso aislado, ilustra la vulnerabilidad en la que se encuentran actualmente muchas representantes políticas de izquierdas.