El regreso de Grecia a los mercados, ¿es tan buena noticia?

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Tras tres años de ausencia en los mercados y siete años de crisis, Grecia se dispone a financiar su deuda. Pero este regreso a los mercados no es el epílogo de una crisis interminable. Se trata de un nuevo punto muerto que pone de manifiesto la necesidad de reducir el volumen de la deuda.

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Grecia se dispone a « regresar a los mercados » y a emitir deuda por valor de 4.000 millones de euros a cinco años. A pesar de que, según la página web griega Macropolis, la operación puede materializarse esta semana, se da por sentado el éxito de esta maniobra, tres años después de la última aparición griega en los mercados. Entonces, el Gobierno de la gran coalición de Antonis Samaras consiguió colocar 4.500 millones de euros a tres y cinco años; sin duda su sucesor, Alexis Tsipras, primer ministro desde 2015, celebrará el retorno como un éxito de sus políticas económicas, que en realidad han inspirado por completo las instituciones, que dirigen el tercer plan de rescate lanzado en agosto de 2015.

¿En qué consiste exactamente? Esta futura captación de fondos, ¿es realmente un síntoma de la salida de la crisis de Grecia, ocho años después? Sin duda éste va a ser el discurso dominante. Si hay inversores dispuestos a prestar fondos a Atenas a cinco años es porque ahora consideran que el país no va a quebrar en el próximo lustro. En resumen, la confianza ha regresado. Y, en ese escenario idílico, la emisión de deuda debería suponer el abandono del programa de rescate en 2018. O, dicho de otro modo, la capacidad de Grecia para recuperar la normalidad a la hora de refinanciarse; una normalidad que, recordémoslo, consiste en tener capacidad para emitir deuda para reembolsar la deuda anterior. En ese momento, el país podrá volar libre y acabar con la crisis. Un escenario éste que recuerda al de Portugal, que ahora se presenta en los mercados como un éxito.

Alexis Tsipras en Atenas el 8 de julio de 2017. © Reuters Alexis Tsipras en Atenas el 8 de julio de 2017. © Reuters

Pero hay que tener presente que la decisión de recurrir a los mercados es sobre todo política y simbólica y que llega en un momento favorable. El Gobierno de Alexis Tsipras no necesita fondos. Acaba de recibir 8.500 millones de euros de sus acreedores para reembolsar 6.800 millones durante el verano y hacer frente a sus necesidades hasta el próximo desbloqueo. Por tanto, esta recaudación de fondos no responde a una necesidad existente. En realidad, el Ejecutivo trata, después de dos años de fracasos de sus políticas de resistencia frente a las instituciones y de endurecimientos del programa, de limpiar su imagen y la de un partido, Syriza, muy a la zaga en los sondeos de los conservadores de Nueva Democracia. De modo que debe imponer la idea de un éxito económico sancionado por los mercados, pero también podría querer utilizar dicho éxito para frenar las privatizaciones que reclaman los acreedores.

Así lo ha entendido el gobernador del Banco Central de Grecia –y exministro de Finanzas de Antonis Samaras–, Yannis Stournaras, en una entrevista reciente concedida a The Wall Street Journal. El banquero, conocido por su oposición al Gobierno, cree que primero se tendrían que haber llevado a cabo las privatizaciones y después volver a los mercados. En Chipre, en 2014, el acceso a los mercados le permitió al Gobierno renunciar a varias privatizaciones muy impopulares. Si Alexis Tsipras sigue esta senda, podrá decir que ha evitado las privatizaciones y tratar con ello de recuperar a cierto electorado de izquierdas tentado hoy por la abstención. Pero, para evitar las privatizaciones que exige el Eurogrupo, hará falta que Alexis Tsipras consiga bastante dinero como para no necesitar la ayuda que incluye el programa de rescate. Y, desde luego, la tarea no es sencilla.

Evolución de las tasas griegas a diez años. © Agencia Griega de Gestión de la Deuda Pública (PDMA) Evolución de las tasas griegas a diez años. © Agencia Griega de Gestión de la Deuda Pública (PDMA)

Ahora bien, para completar la operación política, el momento es ideal. Los mercados de deuda todavía buscan rendimientos elevados (los tipos de los grandes emisores europeos aún están muy bajos) y se muestran relativamente dispuestos a asumir ciertos riesgos. Este otoño, con el anuncio de un posible endurecimiento de las políticas monetarias del BCE y ante la eventual celebración de unas muy inciertas elecciones en Italia en febrero de 2018, la situación podría cambiar.

Pero de momento, el mercado es optimista: una reciente emisión de bonos al 8%, a 100 años, en Argentina –antiguo paria para los mercados–  ha sido ¡todo un éxito! Además, existe un flujo de noticias positivas sobre Grecia: el fin del enésimo pulso con el Eurogrupo y la decisión de la Comisión Europea de sacar al país del « déficit excesivo ». Estos dos elementos no significan nada en sí mismos, los fondos desbloqueados por el Eurogrupo, ya se ha dicho, van a desaparecer enseguida en forma de reembolso y el procedimiento de déficit excesivo no significa nada para un país que está en coma y bajo el control de sus acreedores. En resumen, como suele suceder, los mercados están ciegos. Así que es el momento de pedir dinero.

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