« Whatever it takes ». En pocos días, aquella frase « cueste lo que cueste » pronunciada por Mario Draghi en julio de 2012, en plena crisis del euro, cuando era presidente del Banco Central Europeo, se convirtió en la consigna de todos los responsables políticos, de todos los bancos centrales. La Reserva Federal (FED) en primer lugar. Ahora que la epidemia del coronavirus se extiende por el mundo occidental a una velocidad exponencial, el banco central estadounidense aplica toda su potencia de fuego para tratar de mantener la economía estadounidense a flote y preservar la estabilidad del sistema financiero mundial.
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