La primera vuelta de las presidenciales francesas confirma un nuevo orden electoral, estructurado a nivel nacional por el 'macronismo', una extrema derecha en niveles inéditos y una izquierda dominada por su componente rojiverde. Las presidenciales de 2022 han completado el proceso, iniciado en 2017, de apartar del poder a los dos grandes partidos gobernantes de la V República.
Hace cinco años, las elecciones presidenciales representaron un verdadero terremoto en la historia política francesa. La cuestión era saber si se trataba de una fluctuación sin futuro, o si las condiciones políticas establecidas se asentarían con el tiempo, cerrando una década caótica, marcada en particular por el peso sin precedentes de las cuestiones de inmigración e identidad nacional, y la autonomización de un electorado de centro-derecha.