Augusto Pinochet murió en su cama el 10 de diciembre de 2006 sin una sola condena por sus crímenes. El diario Clarín –el chileno, no el argentino–, había muerto y no pacíficamente 33 años y tres meses antes, el 11 de septiembre de 1973. Con casi 250.000 ejemplares diarios, el que entonces era el rotativo de mayor circulación en Chile fue ocupado, desmantelado y ejecutado por su línea progresista la misma madrugada del golpe. Pero su propietario, el español Víctor Pey, sobrevivió. Y, tras un pleito de casi 16 años, ha logrado ahora vencer al fantasma del dictador. El triunfo se lo acaba de deparar la juez de Madrid que ha dictado el embargo de bienes del Estado chileno hasta casi 4 millones de euros –4.975.630 dólares más intereses vencidos– para compensar parcialmente al empresario por el expolio.
El paso inmediato tras el decreto dictado por la juez de primera instancia número 101 de Madrid es conseguir que el Estado chileno se dé por enterado del embargo. El primer intento –una notificación a la embajada– ha resultado fallido. Fuentes jurídicas sostienen que la legación chilena actuó dentro de sus facultades al rechazar la entrega de los papeles. « Los convenios internacionales obligan a España a tramitar la notificación a través del Ministerio de Justicia y del de Exteriores », explican las citadas fuentes. El trámite, como ocurre con la mayoría de las solicitudes internacionales de índole judicial, se prevé lento. Según la Agencia EFE, el Gobierno chileno sostiene que la decisión del juzgado español « no tiene ningún asidero legal ».
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