La decisión de Caracas de expulsar a los colombianos ilegales de su territorio ha sumergido a ambos países en una profunda crisis diplomática. Esta ruptura amenaza las conversaciones de paz con la guerrilla y demuestran la falta de eficacia de las organizaciones de cooperación del continente.
La crisis « va a ser larga ». Así lo aseguró el presidente de Colombia Juan Manuel Santos en la reunión mantenida el 28 de agosto de 2015 con los partidos políticos del país, tras las fricciones surgidas entre Colombia y la vecina Venezuela. Dos semanas más tarde, las tensiones diplomáticas no dejaron entrever una reconciliación a corto plazo, al contrario, la crisis parece agravarse. 2.219 km separan a ambos países; en el Estado de Tachira, 160 km fronterizos han sido cerrados, el pasado lunes 7 de septiembre se añadió el cierre de otro paso fronterizo, más al norte, en el Estado de Zulia. A estas decisiones unilaterales del presidente venezolano, Nicolás Maduro, se suma la declaración del estado de excepción en las localidades fronterizas y el despliegue de las fuerzas armadas venezolanas. En total, se calculan 8.000 militares movilizados.