La crisis griega: la absurda exigencia sobre el IVA

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Las negociaciones entre el gobierno griego y sus socios han fracasado. El IVA y la reforma de las pensiones están en el centro del desacuerdo. El FMI y la Comisión Europea insisten en incluir una reforma del impuesto sobre el valor añadido para aumentar los ingresos fiscales. Sin embargo, el IVA griego ya es uno de los más altos del continente.

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El diablo se esconde en los detalles. Entre Atenas y sus acreedores, la discusion es, desde hace mucho tiempo, la búsqueda de una política alternativa a la austeridad. La misma que, desde hace cinco años, no ha hecho más que hundir a Grecia en la recesión. Como en los años anteriores, el debate se ha focalizado en el excedente presupuestario que el Estado griego debería haber desbloqueado mediante más recortes y nuevos impuestos suplementarios. Estas exigencias vuelven a ser absurdas: los acreedores, nunca satisfechos con los innumerables retrocesos de Tsipras, se agarran a las últimas modificaciones, comas, montantes irrisorios a la vista de los problemas en juego.