Si la extrema derecha llegara al poder, no sería simplemente un empeoramiento de las políticas conservadoras ya en vigor. Supondría una ruptura histórica con el pasado al ofrecer venganza a quienes se declaran contrarios a la igualdad y los derechos universales.
Mejor la Agrupación Nacional de Le Pen que el Frente Popular: esa es la música que suena de fondo en el ataque chusco de Macron contra la unión de la izquierda y los ecologistas, una unión calificada de indecente y antisemita. Corresponde ahora a todos, sin vacilaciones ni divisiones, formar un frente unido como hizo el Frente Popular de 1934-1936 frente al fascismo.
La extrema derecha está a las puertas del poder en Francia, en una configuración política sin precedentes. Los partidos de izquierdas y los ecologistas han comenzado ya a trabajar en un frente común. Ahora es el turno de la sociedad civil para movilizarse evitando las divergencias de cara a las inminentes elecciones legislativas.
Tras una primera jornada de negociaciones, los partidos que formaba la Nupes anuncian que han logrado sentar “las bases” de un acuerdo para “apoyar candidaturas únicas en la primera vuelta”. Esta gran coalición electoral cuenta con ampliar el ámbito de aplicación a la sociedad civil.
El primer ministro israelí se encuentra acorralado entre partidarios y detractores del plan de paz presentado por el presidente de Estados Unidos. Netanyahu rechaza la idea de un alto el fuego permanente hasta que Israel haya destruido a Hamás.
Mientras prosigue la ofensiva israelí contra Rafah y se posponen las negociaciones previstas en El Cairo, la postura de la república árabe parece ser cada vez más claramente la de no molestar al Estado hebreo. Los servicios de inteligencia egipcios, a instancias de Israel, llegaron a manipular algunos términos de las negociaciones sobre un alto el fuego para que Netanyahu justificara su rechazo.
Debemos rechazar ese veneno relativista de la competición entre víctimas y la jerarquía de las opresiones, que socava la esperanza de una humanidad común y la construcción de una verdadera universalidad.
Los activistas judíos de izquierdas se lanzan acusaciones mutuamente tras los ataques del 7 de octubre. Se sienten atrapados en el huracán represivo contra el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino y el aumento de los actos antisemitas por todo el país.
Entre la represión de las autoridades, la hostilidad de la sociedad y la matanza de Gaza, los palestinos de Israel se ven cada vez más asfixiados. Muchos ya no ven perspectivas para sí mismos en el Estado del que tienen la nacionalidad y comienzan a ver su futuro a través de las imágenes que llegan de Gaza.
Mientras Argentina atraviesa una profunda crisis provocada por sus medidas de austeridad, el presidente sigue despotricando y presentándose como el defensor de Occidente y del capitalismo. Esa fachada triunfadora podría resquebrajarse si nos atenemos a las cifras de su instituto de estadística sobre la inflación, el desempleo y la caída de la actividad económica.
