Wall Street ya había votado. Olvidadas las lecciones de las presidenciales de 2016, el sector financiero decidió, una vez más, confiar en los últimos sondeos: apostó por una ola azul (el color de los demócratas). Joe Biden debía imponerse a Donald Trump, pero los demócratas también iban a conseguir la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes. Al cierre de la sesión, el 3 de noviembre, todos los índices bursátiles alcanzaban una de las mayores subidas registrada en una jornada electoral, según los analistas.
Está suscrito?
Iniciar la sesión
No está registrado?
Registrarse
Elija una oferta de suscripción para leer todo Mediapart.
Registrarse