El asedio de Mariúpol recuerda al de Alepo, ya que la estrategia es la misma estrategia: asediar la ciudad en lugar de tomarla, bombardearla y, finalmente, matarla de hambre. Vladimir Putin comparte con Bashar al-Assad la visión, forjada por la policía política, de un mundo en el que el destino de la población no cuenta.
El líder ruso, ante la inesperada resistencia del pueblo ucraniano, amenazaba con paralizar las negociaciones en curso para resucitar el acuerdo nuclear con Irán. Teherán, contrariado por el anuncio ruso, puede terminar por convertirse a partir de ahora en un socio más difícil para Moscú.
La decisión del líder del Kremlin sorprendió, también en Rusia, a los mejores especialistas e incluso en las filas del Gobierno, donde el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el antiguo jefe del FSB, Nikolai Patrushev, están por encima del ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov. El líder ruso está convencido de que Ucrania está siendo instrumentalizada por Occidente para desestabilizar a Rusia.
El presidente ruso defiende una narrativa nacional en la que Moscú es la víctima de la instrumentalización occidental de Ucrania, la cuna histórica de la 'Gran Rusia'. "Me gustaría subrayar que Ucrania no es sólo un país vecino para nosotros. Es una parte integral de nuestra propia historia, cultura y espacio espiritual", sostuvo el presidente ruso en su intervención para justificar la invasión.
Ucrania se enfrenta a la ofensiva rusa en la peor situación económica posible: se encuentra entre los 18 países del mundo cuyo PIB per cápita disminuyó durante el periodo 1990-2017. Desde su independencia y, sobre todo, desde 2014, el país se ha sumido en un empobrecimiento general: Ucrania perdió casi ocho millones de habitantes entre 1990 y 2020.
El ataque a gran escala de las tropas rusas a Ucrania coloca a las relaciones internacionales en otro plano: las reacciones de los Gobiernos ucraniano, occidentales y chinos, pero también del pueblo ruso, determinarán el equilibrio mundial de las próximas décadas. No es la primera vez que la guerra estalla en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial: en los años 90 se produjo el conflicto de la antigua Yugoslavia, pero aquello era una guerra civil.
Ahora que los precios se disparan, resurge un fantasma en la esfera económica: la espiral precio-salario, que sería sinónimo de caos, aunque este planteamiento se basa en una lectura distorsionada de los años 70. Sin indexación automática, es evidente que los salarios reales corren el riesgo de bajar en 2022, aunque los salarios nominales suban.
¿Las inundaciones volverán a situar la cuestión del clima en el centro del debate público, reanimarán a la decaída candidatura verde, empujarán a los conservadores a poner precio a su muy poco realista programa ecológico o revitalizarán a los socialdemócratas? He aquí un repaso de lo que está ocurriendo.
Las unidades de inteligencia electrónica del Ejército israelí también sirven de red de detección, selección y formación avanzada para las start-up locales de ciberespionaje como NSO. Con los riesgos que esta colaboración supone para algunos « geeks » atrapados en este turbio entorno.
La sospechosa muerte de un opositor en los locales de la Seguridad Palestina confirma y agrava las acusaciones de autoritarismo y corrupción lanzadas contra el presidente de la Autoridad Palestina por los manifestantes que denuncian los desastrosos resultados de sus quince años en el poder. Exigen su dimisión.