En el Frente Nacional, las campañas electorales se suceden y se parecen. Marine Le Pen desarrolla una y otra vez el mismo programa, el mismo relato. Y el discurso de arranque de campaña, pronunciado en Lyon la semana pasada, es buen ejemplo de ello.
Tras un proceso expeditivo, nueve habitantes del pueblo de Wukan acaban de ser condenados a penas de prisión firme. En 2012, las reivindicaciones de los lugareños para recuperar sus tierras fueron escuchadas por las autoridades y llamaron la atención de los medios de comunicación internacionales. A día de hoy, esto no es más que un lejano recuerdo.
Si Donald Trump, una vez en el poder, da rienda suelta a su atávico proteccionismo, la Trump Tower podría convertirse, para la economía americana, en la torre de la catástrofe de los “nanards” de Hollywood, como lo demuestra un estudio realizado por economistas del Peterson Institute for International Economics. No se trata de una ficción. Análisis.
Un extraño informe, que data de algunos meses, relata que Moscú « controlaría » al futuro presidente de Estados Unidos gracias a presuntas pruebas de excesos sexuales. ¿Las agencias de inteligencia estadounidenses, que han transmitido este informe a Obama, a Trump y a diferentes diputados, tratan de avergonzar al multimillonario?
La represión indiscriminada sucede a los atentados con bomba: Turquía se halla sumida en una espiral de venganza que debilita a los defensores del « no » a la guerra, como solución al conflicto kurdo, y aísla un poco más al país en el plano internacional.
Por primera vez en décadas, el presidente norteamericano no ha ejercido su derecho de veto sobre la resolución que condena la colonización israelí de Cisjordania. La decisión representa una victoria diplomática simbólica para los palestinos que no cambia en nada su suerte actual, pero que puede facilitar el boicot de los productos procedentes de los territorios ocupados.
La toma de la antigua capital económica de Siria, presentada por Damasco y sus aliados como una victoria decisiva, supone un importante revés para los insurgentes. Bachar al-Assad continúa en el poder pero gobierna, apoyado por Rusia e Irán, un régimen y un país en ruinas.
La victoria indiscutible de François Fillon demuestra que la derecha no está revuelta. Eligiendo al candidato más duro, con un programa de austeridad radical, la derecha presume de un sentimiento de omnipotencia. Para sus electores, la izquierda ha dejado de existir.
François Fillon es adepto a los planes de choque. Derogación de las 35 horas y del impuesto a las grandes fortunas, fiscalidad reducida para el capital, ampliación de la edad de jubilación hasta los 65 años, reforma de la prestación por desempleo, derecho laboral… Quiere llevar a cabo una revolución neoliberal en dos meses. Pese a todos los riesgos que esto conlleva.
Se trata de una derrota y de una humillación. Sarkozy, tras ser despedido por su propios votantes, ha visto cómo su estrategia saltaba por los aires. En este ejercicio inédito de democracia, toma el relevo una derecha dura encarnada por Fillon.