El lunes 17 de febrero se reunieron varios líderes europeos para dar una respuesta a Donald Trump, que pretende “hacer la paz” en Ucrania sin ellos. Pero no fueron capaces de enviar la señal fuerte que algunos esperaban, por lo que la reunión ha sido poco más que una foto.
Después de Palestina, Ucrania es la segunda víctima de este nuevo orden internacional tras el acuerdo sellado por los presidentes de EEUU y Rusia. Al legitimar la ley del más fuerte en contra de la igualdad de derechos, su alianza refleja, a escala mundial, el dominio de un capitalismo depredador cuyas únicas reglas son el dinero, la violencia y el secreto.
La República Federal ha experimentado dos años consecutivos de bajada de su Producto Interior Bruto, un fenómeno excepcional en su historia reciente. Frente a la crisis, las propuestas de los partidos durante la campaña electoral oscilan entre la negación de lo que ocurre y los viejos reflejos neoliberales.
El canciller Olaf Scholz prometió hace dos años un “cambio de época” en materia de defensa y diplomacia. Aunque hay que reconocer logros indiscutibles, la estrategia para llegar a ello sigue siendo modesta, precaria y contradictoria.
Pretenden continuar a toda costa con su estrategia de establecer un estándar mundial con la ayuda de miles de millones sobre la mesa. Este deseo de dominación podría, paradójicamente, conducir a una fragmentación acelerada del mundo digital.
El presidente de Estados Unidos acaba de disipar las últimas dudas sobre Ucrania: tiene la intención de poner fin a la guerra accediendo a las peticiones de Moscú. Al hacerlo, da por buena la agresión iniciada hace tres años por Rusia contra su vecino.
La lucha contra la extrema derecha en su nueva variante trumpista no puede limitarse a una simple lógica defensiva. Para resistir al nuevo autoritarismo hay que reflexionar sobre las causas del desastre para defender una sociedad democrática renovada.
En 2017, Xi Jinping lanzó un gran plan para convertir a China en el país líder en inteligencia artificial en 2030. Al igual que en el sector digital, el Partido Comunista ve en ello una oportunidad de crecimiento económico y un medio de control político.
Mediapart ha tenido acceso a un documento de EducationUSA, responsable de los estudiantes extranjeros en Estados Unidos. En él se detalla cómo el trumpismo pretende apartar de los círculos académicos a mujeres, minorías y personas desfavorecidas.
Al atacar el Estado de derecho, el presidente americano debilita los contrapoderes y desarma a la resistencia. Para oponerse a la catástrofe, es urgente mirarla a la cara y enfrentarse a ella.